Tuesday 10 May 2016

¿Clases "paper-free"?

Sí, lo sé, debería haber encontrado un término en español para referirme a evitar el uso del papel, pero no he podido evitarlo: me encanta "paper-free". Hay que reconocer que el inglés con su flexibilidad es un idioma ideal para crear neologismos.


Pero vamos a lo que vamos. Aunque ahora ya no me lo planteo, he de reconocer que el siguiente tema me preocupó durante un tiempo: ¿Debería dejar de utilizar el papel en mis clases?



En primer lugar debo decir que soy una amante de los libros en papel, con lo cual no tenía mucho sentido dejarlo de lado en mis clases, pero al empezar a usar las nuevas tecnologías de manera habitual y estando muy concienciada sobre los problemas medioambientales, sí me planteé pasar del papel en algunos casos: 

  1. Las redacciones que los alumnos hacían como "deberes" (ya hablaré de esto otro día) y que yo tenía que corregir (normalmente en mi casa).
  2. Los calendarios que uso en clase para que se apunten a las actividades de expresión oral (de esto os hablaré también en otra entrada).

Más contenta que unas pascuas pensando que me había modernizado, pronto me di cuenta de que no era oro todo lo que relucía y me encontré con dos problemas:

  1. Corrección de redacciones: Al no tener papel tenía que corregir en el ordenador y, si ya de por sí no esta tarea docente es una de las que menos me gustan, me di cuenta de que hacerlo delante de una pantalla me gustaba mucho menos.
  2. Calendarios: Fue un desastre. Seguramente fue la página que utilicé, pero los alumnos podían cambiaban las fechas a última hora y en cualquier momento, con lo cual era un jaleo. 
Resultado: volví al papel en los dos casos.

En el primero porque me gusta corregir en cualquier lado, me explico: a veces lo hago en una silla y una mesa, como cualquier hijo de vecino o profesor "decente" haría, pero en otras ocasiones lo hago en el sofá con el ruido de la tele de fondo, en la cama antes de irme a dormir, en la mecedora que acaba de llegar a casa o en el cuarto de baño (no preguntéis más, a veces voy apurada y tengo que aprovechar cualquier momento, jejeje). Además, aunque soy bastante buena en mecanografía, voy más rápida con boli que con el ratón.

En el segundo caso porque tengo los calendarios colgados en la clase y cada día en cuanto llego puedo ver a quién le toca hacer algo. Aunque también lo tengo apuntado en Google Calendar me gusta verlo nada más llegar a clase, así no tengo que esperar a que se acabe de encender el ordenador. Y además de este modo los alumnos están más comprometidos con la fecha que han elegido, porque para hacer cambios (siempre hay alguno) tienen que venir a clase o hablar conmigo.

Pues todo esto es lo que me pasó hace unos años. Por ahora soy feliz así y me parece práctico, pero quién sabe si en el futuro cambiaré de opinión porque habré encontrado por fin otra forma ideal de hacerlo.

En caso de que sea así, no os preocupéis porque os mantendré informad@s.

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