Hay días en los que, como hoy, una actividad que llevas haciendo varios años y que hasta ahora había gustado, de repente no tiene la acogida que esperabas. La ilusión y la motivación bajan rápidamente a los abismos más oscuros y te preguntas por qué.
Se trata por supuesto de una clase creativa, diferente, en la que vamos a aprender haciendo: vamos a celebrar Pancake Tuesday cocinando tortitas. Estaba segura de que iba a tener una gran acogida, porque hasta ahora había sido así, pero inesperadamente la respuesta de los alumnos ha sido fría y, como os decía, se me ha caído el alma a los pies.
La sensación que tengo cuando pasa esto es horrible. La primera reacción es una mezcla de enfado y sorpresa. Las preguntas se agolpan en mi cabeza:
- ¿Cómo me pueden hacer esto a mí, que me curro las clases y siempre intento ofrecerles cosas nuevas para que aprendan de manera más amena?
- ¿A quién se le ocurre no querer participar con lo divertido que es practicar una lengua extranjera poniendo las manos en la masa?
- Si siempre hasta ahora había gustado la idea, ¿qué hay de diferente este año para que la participación no sea tan alta como otros cursos?
Y así varias preguntas más.
Está claro que los alumnos se dan cuenta de mi disgusto. A veces soy demasiado transparente y debería tenerlo en cuenta y ser cuidadosa, pero cuando algo te pilla por sorpresa es difícil controlar tus reacciones, ¿no os pasa a vosotras también? (Espero que no sea la única.) Alguna alumna se justifica diciendo que por una razón u otra no va a poder venir a clase ese día. Otros ni se molestan en decir nada para calmar mi ansiedad.
Inmediatamente empiezo a darle vueltas a la cabeza para intentar dilucidar el por qué del rechazo:
- ¿Será porque los niveles son más altos?
- Respuesta: No puede ser porque algunos grupos son también de niveles bajos
- ¿Quizás mis antiguos alumnos les han contado a los nuevos de qué va y les han dicho que es una clase aburrida y una pérdida de tiempo?
- R: No creo, siempre me han dicho que les gusta, pero a lo mejor me estaban mintiendo.
- ¿Debería dejar de hacer la actividad para que no se aburran quienes ya la han hecho otros años?
- R: ¡Ni de coña! No me parece bien, a los nuevos les puede gustar y tienen derecho a probarla.
- Y tras otras muchas preguntas, llega la crucial: ¿por qué, por qué, por qué? (Me pregunto mientras estoy a punto de echarme a llorar. Metafóricamente hablando, claro.)
Todo esto pasa por mi cabeza a la velocidad del rayo.
Conclusión a la que llego en pocos minutos y tras la cual me siento mucho más tranquila, poco a poco noto cómo voy recuperando la confianza y la fe en mí misma: a veces pasa.
Por la razón que sea, en cualquier momento, una actividad que en el pasado había funcionado de maravilla de repente no lo hace. Y me digo a mí misma que así es la vida, pero no por ello voy a desmotivarme, al contrario, sé que otras veces ha ido bien y también en esta ocasión lo hará, porque pondré todo mi afán y energía en que así sea.
En un par de semanas cocinaremos las tortitas. Os contaré cómo lo hacemos y también os diré cómo saben...
Thank you Sonia for sharing your ideas!!!
ReplyDeleteI'm going to share your blog on my web ;.)
Well done!
Thanks Anna!!!
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