Siempre me ha gustado hacer las cosas de manera diferente. Llamadme rara, pero soy así. ¡Qué le voy a hacer! Al principio me llevaba un poco por la calle de la amargura porque no sabía qué pasaba, pero un día por fin me di cuenta de que era mi forma de ser y por fin le vi el lado positivo.
Creo que ese momento fue la vez que una profesora en la universidad me dijo en inglés que "pensaba fuera de la caja" como un comentario positivo a un trabajo de posgrado. Esta expresión se refiere precisamente a la innovación y creatividad que implica el hecho de pensar
Desde entonces vivo mucho más feliz, no me acompleja y trato de aplicarlo a todas las facetas de mi vida, incluyendo, por supuesto, a mi labor docente. Esto me da mucho trabajo, muchísimas satisfacciones y, por qué no decirlo, algún que otro disgusto, pero así es la vida y es el riesgo que corremos al seguir nuestros instintos, ¿no os parece?